domingo, 27 de marzo de 2011

3.- Una grafía muy bio: Otro día...

¿Qué día es hoy? ¡Ya! Es domingo… estamos a 18 y mañana a 19 de febrero… más adelante sabrán qué significa este día para mí.

Continuando con esta grafía muy bio: Por el año de 1971, tiempos “kinderezcos”, época en donde el presente es lo único que existe y lo único que importa… era de lo más emocionante ser la Batichica (yo), en el Batimóvil (una de las bancas del kinder). ¡Qué guapo era Bobadilla! (era más guapo que el Batman original, en pequeño, pero guapo)… ahora que caigo en la cuenta… no recuerdo a Robin… ¿Qué no contábamos con uno? Probablemente sería por eso que el trabajo se nos juntaba.

  

Qué decir de las galletas con chochitos… aunque si se piensa con detenimiento era un abuso y una grosería (más bien una crueldad) sacar la caja de galletas a medio recreo y por si fuera poco, venderlas a los hambrientos infantes. Era como poner miel o azúcar cerca de un nido de hormigas. Por cierto, no es que estuvieran muy buenas, lo que pasaba es que el recreo era como a las 11:00 de la mañana, hora en que las tripas ven guapas hasta a las galletas de animalito.

                      

Aparte de estos primeros talleres vivenciales sobre el concepto de oferta y demanda, con tintes de monopolio; también nos tocó experimentar, vivir en carne propia, conceptos como “la ley del más fuerte”. Creo que esta parte mejor la omitiré, eso de recordar a aquella niña regordeta que tuvo a bien acusarme con la maestra es algo que no supero. Luego por qué dicen que los niños crecen traumados.

¡Una artista en potencia! … solía decir mi madre (se ve que me quería mucho). Siendo realistas, esa cuchara de madera “pintada” que guardaba con tanto amor (como si se tratara de un pase especial para recorrer Sears de Insurgentes sin límite de tiempo) no era precisamente una obra vanguardista. Pero comprendan, era la creación de su retoño, un regalo por el 10 de mayo.
¡Cómo se ve que no son madres!

             

No cabe duda, las características de personalidad afloran en los primeros años… una de ellas: La sensibilidad. Disfrutaba la música. Ponía mi long play de Cri Cri[1] y me concentraba en las notas como si se tratara de Carmina Burana[2] o Vivaldi, estaba como poseída… ¡Sí, así! Imaginen que las notas brotaban de las bocinas del toca discos y yo las seguía por el aire hasta que desaparecían, salían por las ventanas (vivíamos en un octavo piso).

                   
  
                  
  
Y ya que hablamos de cuestiones relacionadas con la altura… Desde la ventana del cuarto familiar (ya que aparte de la cama matrimonial y mi cama, estaba la cuna de Beto mi hermano) se podía ver un enorme anuncio luminoso, de esos que se encienden y apagan haciendo mil figuras (era de estufas Mabe, por cierto).

Cabe hacer la aclaración, para evitar malos entendidos, que no es que hubiéramos vivido en condiciones de hacinamiento, lo que sucedía es que por aquellas épocas eso de dormir sola en un cuarto inmenso (así me lo parecía) pues no era algo que me agradara mucho. Si Beto había logrado instalar su cuna (como los ambulantes en medio camellón) ¿Por qué yo no?  
                               
                                      

Bien, creo que ya es suficiente. Luego les cuento lo del temblor. Hasta la próxima.

Una grafía muy bio inicia en marzo 25.

Ileaniukz

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UNA GRAFÍA MUY BIO: Intento por rescatar los momentos e instantes vividos. Memoria ¡No me falles! Tiempo ¡Dame chance!

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